El final de 'El internado': lo que nos dejó el penúltimo capítulo

Repasamos en qué punto está la serie en la antesala del último capítulo.

A pesar de que solamente queda un capítulo para que 'El Internado' cierre sus puertas definitivamente, aún son muchos los interrogantes que quedan por resolver. En su penúltimo episodio, emitido este lunes 11 de octubre, vimos cómo la situación es cada vez más complicada para los alumnos y profesores del Laguna Negra, que no cesan en su empeño por escapar con vida del internado.

Al final del antepenúltimo capítulo, Rubén, en un intento desesperado por huir, secuestra a Paula, y amenaza a uno de los militares con matarla si no le dejan salir. Pero, su plan no funciona, ya que Camilo le golpea por sorpresa, y la niña puede escapar. Marcos consigue encontrar a su hermana y llevarla de vuelta al internado. Allí, ésta le explica que fue el mismo 'monstruo del bosque' que se llevó a su madre quién golpeó a Rubén. Marcos sale corriendo en busca de su madre y se encuentra con el monstruo, que no es otro que Camilo, que se debate entre la vida y la muerte. Camilo le dice que Irene Espí se encuentra en la cueva de las rocas y, acto seguido, muere.

Por otra parte, el repentino suicidio de Roque no ha dejado indiferente a nadie. Iván, que continúa dolido por lo que le hizo a Carol el que había sido su mejor amigo, dice que tiene lo que se merece. Vicky, al igual que Iván, piensa que Roque se suicidó porque se sentía culpable. Sin embargo, Julia, piensa que no todo es tan sencillo, y que detrás de la muerte de Roque hay algo más. Recuerda que, pocos días antes, Roque le dijo que había descubierto algo raro, pero ella no le creyó. Las sospechas de Julia se hacen más fuertes cuando descubre en el bosque un trozo de tela de un uniforme, ya que, cuando hallaron muerto a Roque, su jersey estaba rasgado. Los profesores, por su parte, intentan calmar a los alumnos y convencerles de que no digan nada del suicidio de su compañero en el internado, pues desatarían el pánico aún más.

La muerte de Elsa, la directora, ha afectado mucho a los profesores del internado. Ella les dejó una carta de despedida en la que los animaba a seguir luchando juntos. Paula, que sabe que Elsa ha muerto, dice a sus amigos que todos van a acabar como ella, y acuden a Jacinta en busca de respuestas.

Fermín ha vuelto con vida de su misión. Él no sabe nada de Rebeca. Incluso, ignora si sigue con vida. Pronto, descubren que sí que sigue viva. Hugo les pone un ultimátum: o le entregan el uranio necesario para poner en funcionamiento la máquina que les curará de los efectos del virus, o matará a Rebeca. Martín consigue hablar con ella, y le dice que no se preocupe por ella, que recuerde sólo los buenos momentos que han vivido juntos, cuando él le llevaba el café a la cama. Martín recuerda que ella odiaba el café. Entonces, cae en la cuenta de que su novia ha escondido el uranio en las cajas de comida que los militares envían al internado. El plan funciona, y consiguen el uranio.

Una de las mayores sorpresas del penúltimo capítulo la protagoniza Héctor de la Vega (Samuel Espí), que llega a la cueva donde se hallaba secuestrada su hermana, Irene. Los dos hermanos se funden en un emotivo abrazo y acuerdan ir al internado a buscar a Marcos y a Paula.

Max está a punto de finalizar la máquina que curará a todos los alumnos y profesores infectados del virus cuando los miembros de Proyecto Géminis les cortan la luz. Aún así, consiguen llevar hasta la máquina electricidad procedente de un generador que había en el sótano. Entonces, se produce otra de las grandes sorpresas del episodio: Amaia, que poco antes había recriminado a Marcos por haberse burlado de sus sentimientos, resulta ser una infiltrada. Ella es nieta de una de las fundadoras del Proyecto. Amaia mata repentinamente a Max cuando éste estaba a punto de hacer funcionar la máquina.

Iván está cada vez peor. Ha sufrido algunos desmayos y ya casi no ve nada. Lleva días sin tomar la medicina, ya que prefiere que la tome alguien que no padezca efectos secundarios, y ese alguien es Julia. Hay que meterlo en la máquina como sea o morirá. Vicky es la encargada de ponerla en funcionamiento, aunque para ello requiere un código secreto. Iván recuerda el sueño que tuvo, en el que Max le pedía que memorizase unos números, pues sería la única forma que tendría de salvarse. Vicky introduce dichos números y consigue que la máquina funcione. Es en ese momento cuando los ojos de Iván se iluminan de un intenso color blanco, tal y como le ocurrió a Paula en uno de los primeros capítulos de la serie.