
Rubén, al verse sorprendido, no supo reaccionar y golpeó a la limpiadora dejándola inconsciente. Cuando se lo cuenta a Hugo éste lo tiene claro: hay que encontrar a la limpiadora y acabar con lo que Rubén empezó. Hay que rematar a María.

Los chicos, atrapados en el subsuelo, comprenden que no podrán salir de allí sin ayuda. Su única esperanza es que alguien les eche de menos y les rescate.

Curro ha conseguido reducir a Fermín y poner a todos los enfermos de su lado: los de fuera les han engañado y ha llegado la hora de salir de allí como sea, aunque para ello haga falta tirar la puerta abajo. Rebeca amenaza con dispararles si se atreven a salir, pero Curro está seguro de que no dispararán contra un grupo de personas desarmadas y enfermas.

Tras varios días de duro trabajo en los pasadizos, parece que por fin han llegado a la sala donde se guardan las medicinas, unas ampollas de las que dependen las vidas de todos los infectados por el virus. Sólo les queda un obstáculo por salvar: la puerta que les separa del preciado botín se abre con una contraseña. Sólo Hugo conoce la clave… y nadie conoce los planes del malvado profesor.
Paula y Evelyn está encuentran una caracola en el cuarto de Amaia, que les explica que se trata de una caracola mágica: si pides un deseo y luego la devuelves al agua, las sirenas hacen que se cumpla. Eso sí, hay que tener mucho, mucho cuidado con lo que se pide, no vaya a ser que se cumpla…
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