Paco León: “Soy un tío serio”

Detrás del cabeza loca de Luisma hay un hombre cabal, al que le gusta la vida sana.

-El personaje de Luisma ha sido un talismán para ti. ¿Cómo habría sido tu vida sin él?
El otro día me hice esa misma pregunta y pensé: ‘¡Qué buena decisión tomé!’ Ahora, a toro pasado, es fácil decirlo porque se sabe que ha tenido éxito, pero era un riesgo. Cuando fui al casting comprobé que el personaje era yo. Mi vida ha cambiado mucho gracias a él, es difícil encontrar un papel que cale tanto.

-¿Tienes siempre tan buen olfato?
Más o menos... Los trabajos que han supuesto un salto gigante en mi carrera han salido así, por puro flechazo. Por lo demás, soy bastante cerebral y analítico.

-Nada que ver con el cabra loca de Aída…
Nada, nada. La gente se sorprende al conocerme porque soy muy serio, tímido y reservado. Siempre esperan ver a un guasón medio enloquecido. Y no, soy un chico cabal.

-Hiciste de todo para salir adelante. Hasta te disfrazaste de pollo en un supermercado…
Sí, sí, son esos trabajitos absurdos que haces para ganarte la vida. Hice de payaso en fiestas de cumpleaños y comuniones, de camarero de animación… Con que hubiese un toque de actuación ya estaba contento. Recuerdo esa etapa sin resentimiento y con cariño.

-¿Qué habría sido de ti sin la interpretación?
Me hubiera dedicado a algo artístico. Me gusta mucho dibujar y me formé como bailarín.

-¿Has hecho algunas locuras?
Pues sí. En mi afán de buscar y conocer me compré un ‘interraíl’ ¡con 15 años! Quería recorrer Europa con mis mejores amigos. Estuve en Berlín cuando cayó el Muro y asistí al concierto de Pink Floid.

-¿Pero al menos te habrás saltado algún semáforo?
La verdad, no. Sólo he conducido cuatro veces. Me saqué el carné por el cine, pero no he practicado. Me sorprendió que fuera tan peligroso… ¡Vienen coches por todos los lados! [risas]

-Sólo te falta seguir la dieta mediterránea…
¡Pues sí, en todos los sentidos! En buscar la felicidad, en mantener unida a la familia… Y, por supuesto, tomo aceite de oliva, fruta, gazpacho, ensaladas, papas con carne y regadas con buen vino… Y jamón por encima de todo.

-¿Qué te apasiona en la vida?
Aparte del jamón, me gusta observar a la gente. A mí me salva de la pereza de ser famoso que me pregunten por la calle. Me quedo como embobado fijándome en las personas. Contemplo sus caras, sus gestos e intento imitarlos. Un actor es eso, un investigador del ser humano.

-¿Y eres tan tierno e inocente como pareces?
¡Qué va, no tanto! Pero sí creo que la ternura es un ingrediente importante de la personalidad. Y la inocencia hay que mantenerla siempre, hasta el último momento.