Tía Juana, revolucionadas sus hormonas por el tratamiento médico que sigue, se convierte en cliente frecuente del nuevo hotel, para angustia de Mateo, que no ve con buenos ojos la renovada y desatada vida sexual de su tía.
Para que la decoración sea fiel al concepto, Tom contrata a Candela, una antigua novia, que se encarga de dar un toque especial a las estancias del hotel, pero ella pondrá sus ojos en Mateo, para enfado y malestar de Adriana.
Adriana, entre tanto, tiene una inesperada e importante novedad: está embarazada. Mateo diagnostica el embarazo pero al ver el asombro de Adriana ante la noticia le regaña por no usar protección, llamándole inconsciente y otras lindezas. Adriana se enfurece, ¿quién es él para darle consejos relacionados con su vida sexual?
Alfredo llama al programa radiofónico “Corazones Solitarios” para comentar que está deprimido, a punto cumplir 35 años, con mal de amores y sin formar una familia aún. Por sus palabras, los oyentes piensan que se va a suicidar, y la verdad es que todo indica que eso es lo que planea.
Paco, Antonio y Miguel deciden salvarle la vida mientras Marga, deseosa de practicar la medicina, ve la oportunidad y le receta antidepresivos, lo que indigna a Mateo, porque no puede luchar contra la auto medicación imperante en el lugar.
Tom organiza una fiesta de inauguración de su hotel, lo que todos ven como la ocasión perfecta para subirle el ánimo a Alfredo, pero una noticia relacionada con Julia estropea el momento y le vuelve a deprimir: ¿podría verla?, ¿hablar con ella?, ¿solucionaría eso algo? El hotel, a pesar de las penas de Alfredo y la dedicación de Tom, se convierte en un improvisado nido de amor para varios habitantes de San Martín.
Adriana sufre una complicación con el embarazo y debe ir a Urgencias. Mateo le acompaña, dejando atrás sus diferencias. ¿Tendrá el embarazo de la profesora un buen final?
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